martes, 11 de agosto de 2009

Microcosmos

Sus cuatro patas se posaron con firmeza sobre el sucio suelo del patio. Giró curiosa la cabeza al ruido de la rueda. Se acercó en silencio con el cuerpo encogido acechando. El hamster siguó sus juegos ajeno a la amenaza. De repente, Nina saltó sobre el techo de la jaula en su intento por cobrarse la pieza. Yuki se asustó, pero se mantuvo en su puesto, desafiante: -¡Mataste a mi única amiga, pero no podrás conmigo! Mi casa es más compacta y no me alcanzarás-. Siguió corriendo en su rueda a modo de burla, aunque tiritaba de miedo. -Lili no era tu amiga- soltó la gata radianta-, no os podíais ver. ¿Acaso lo has olvidado? Además, yo no la maté-. Continuó forcejeando para abrir la jaula sin éxito, hasta que hastiada, estiró el lomo y se tumbó. Yuki, que había corrido a esconderse en la bota que tenía por dormitorio, asomó su cabecita para mirarla desde abajo. -Ni siquiera pude asistir a su entierro...- Añadió con tristeza. La gata cerró los ojos y reclinó la cabeza sobre sus patas delanteras. Bostezó, tras lo cual su boca esbozó una relajada sonrisa. Yuki salío de su pobre escondrijo y se apresuró a cruzar la jaula en dirección al módulo nido. Cruzó el tubo pasarela y se ocultó en el piso inferior visiblemente atemorizada. De vez en cuando se asomaba al hueco que daba acceso a la terraza. "Se habrá dormido"-pensó. Su cuerpo empezó a entrar en calor de nuevo y se acurrucó imitando a su inesperada invitada. "Esta casa es fuerte... sólo Dios sabe como abrirla."- Se sentó pensatiba. -"Incluso Dios tiene problemas para encontrarme aquí... así que Nina no tiene ninguna oportunidad."- Se tumbó de lado relamiendose las patas delanteras para lavarse. -"Si ni siquiera es adulta... Incluso si me pillara en medio del patio no podría cogerme"- Terminó de asearse revolviénsose el pelo de la cabeza poniéndo sus manos por detrás de las orejas. Se asomó otra vez a la terraza con cara de sueño. Esta vez un ojo verde la esperaba. Sobresaltada volvió a la seguridad oscura de la planta baja y se echó a temblar. Nina levantó la mirada y bostezó estirando el lomo otra vez. De repente, unas grandes manos la atraparon y la levantaron. Yuki sólo pudo oír ruidos indescifrables en un tono desagradablemente alto. También oyó la voz de Nina que le decía: -Lili era mi mejor amiga... se murió de vieja. Nunca le hubiera hecho daño.

Al rato la jaula se abrió y algunas semillas cayeron del cielo. Una de las grandes manos bajó y la acarició de forma ruda... aunque Yuki dijo agradecida: "Gracias Dios".

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